Educadora, científica, médica, psiquiatra, filósofa,
antropóloga, bióloga, psicóloga, feminista y humanista; la vida de Maria
Montessori no fue nada corriente.
Sin embargo, si por algo ha trascendido la vida y obra
de esta mujer italiana, es por su faceta como pedagoga y sus
revolucionarios métodos de enseñanza.
Hoy el método Montessori y sus interesantes preceptos educativos, son
todo un referente a nivel mundial. Su éxito se debe a sus bondadosas técnicas,
pensadas para empoderar a nuestros hijos, responsabilizarles de sus acciones,
reforzar su autoestima y conseguir que desarrollen una personalidad
armoniosa y equilibrada.
Una de sus ideas más fascinantes, curiosas y
sorprendentemente efectivas es su “frasco de la calma”, una sencilla
técnica con la que calmar y controlar las rabietas, molestias y llantos de
niños y niñas.
El frasco de la calma
Como bien explica su nombre, su objetivo es
calmar el estado de ánimo de los niños/as durante sus rabietas,
ataques de llanto o situaciones de estrés.
El frasco es un simple bote
de cristal o plástico lleno de agua, pegamento y brillantina, que es agitado frente a sus ojos con
la intención de desviar su atención hacia los patrones y movimientos del
liquido. Acompañando la acción de un tono cordial e instrucciones
sobre su respiración, iremos concentrando al niño en el objeto
consiguiendo que se calme.
Poco a poco iremos
haciendo consciente al niño/a de la relación que hay entre despejar la
mente, cuidar la respiración y la reducción del miedo, el estrés y la ansiedad.Con el tiempo, nos sorprederemos al ver que de motu
proprio, observa este bote para pensar sobre sus acciones.
No es un castigo, es una técnica
Como ves, el “frasco de la calma” es una simple, pero
efectiva, técnica de control del estrés pensada para niños. Lo que no es y nunca será, es un castigo.
El
“frasco de la calma” es una herramienta que le ayudará a crecer
feliz. No debe ser usado como amenaza o castigo tipo al “rincón de pensar”.
Los adultos pagamos mucho dinero por aprender a controlar
nuestro estrés, o a luchar contra los problemas de salud que
nos provoca. Imagina lo importante que puede ser para su bienestar,
que el niño/a conozca una técnica de control de estrés y la frustración desde
su infancia.
Igual
que el yoga, la meditación, mirar una vela, las técnicas de
relajación eriksonianas y tantas otras herramientas utilizadas por los
adultos para controlar el estrés, el frasco de la calma comparte con estas su
metodología y objetivos.
Sin embargo, al tener el niño problemas para
realizar unas pautas de forma consciente, utiliza
el brillo como herramienta para atraer su atención y calmarse.
La ciencia detrás del frasco
Maria
Montessori, primera mujer doctorada en medicina en Italia, explicó que el
frasco permite a los pequeños organizar y cuando
el niño está estresado, su ritmo cardíaco y su respiración se aceleran
y su mente se bloquea. Además
de centralizar su sistema nervioso central en un estímulo concreto.
Sin embargo, al concentrarse en la lenta caída de
la brillantina y sus formas, se genera una orden inconsciente que comunica
al cerebro que disminuya la agitación. Poco a poco se
crea una relación entre este patrón visual y la calma.
Cada niño es único y responde de manera diferente
ante el “frasco de la calma”. Por ello no hay que olvidar que es
una técnica, y como cualquier otro aprendizaje, requiere de cierta
práctica.
Cando o imos facer?
ResponderEliminarO tarro da calma por supuesto
ResponderEliminarMañá á tarde seguramente o fagamos Anxo :)
EliminarAta mañá